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Portada del más reciente libro del autor |
por eso estoy a la mitad del puente,
mirando tu rostro en la corriente
y en él, tus ojos como dulce flama.
El alma siempre vuelve a ser la llama
donde se incendian todas las angustias,
sepulcro ajeno que a las flores mustias
ofrece el verde que el amor reclama.
Uno siempre vuelve al árbol viejo
donde una noche como en un espejo,
miró la dicha que en la boca ardía.
Y regresa a sabiendas que ya es tarde
porque el sol del ayer tan solo arde,
con rayos falsos de melancolía.
©César Sánchez Beras
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