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Lucrecia Martel dirige La Mujer Rubia, film argentino-española |
La mujer que extravié
Yo soñé una mujer que en su rizo dorado,
enredaba mis ansias con instinto hechicero.
Yo soñé que decía con acento extranjero,
mi nombre, cual si fuera algún himno sagrado.
Yo soné una mujer que su piel parecía,
un jardín de cayenas cuando florece abril,
y predije en mis ansias que su boca gentil,
era un Edén secreto de miel y de alegría.
Pero hoy que la encuentro con el pelo rasgado,
desdibujo la historia de mi sueño encantado,
y olvido el extravío, porque al final no entiendo...
Este acento extranjero esta voz desvalida,
estos rizos maltrechos y esta mano vencida,
que pide diez centavos para seguir muriendo.
©César Sánchez Beras