Señor he aquí tu cuerpo
vengo a devolverte esta mortaja.
Perdona los rasguños del costado
el pómulo sangrante
el muñón de la pierna
esta espuma que anuncia la víscera que hierve.
No me tomes en cuenta el rostro demacrado
los pies entumecidos
la dentadura falsa
la cicatriz candente que atraviesa mi espalda
Señor he aquí tu cuerpo.
no quise enviarlo con la muerte
para que puedas reconocer tu barro.
© César Sánchez Beras
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