Vengo
de la tercera orilla de una aurora
del límite de un sueño irrepetible
de la ceniza azul de una quimera
yo vengo del ocaso
de la muerte de Eros
pero mis manos vienen de la mansión del viento
de las alas terribles de un viejo plenilunio
en donde el beso pierde su huella y la memoria
vengo de tu cintura
de tus pupilas vengo
como un ángel roído después de la victoria
regreso de la lluvia primera de tu estío
de tus labios herejes
de tus muslos ardiendo
de la llama febril del último deseo.
©César Sánchez Beras
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