Si me muriera hoy, entiérrame desnudo,
Para andar en la arcilla como no lo hice nunca,
Dejando mis angustias colgando en los balcones
Viajando en cada savia de las viejas raíces.
Si me muriera hoy, entiérrame desnudo
Y que sólo repiquen cual lejanas campanas
Tus senos de albahaca y tu ombligo de ámbar,
Porque sería la parca umbral y regocijo.
Si me muriera hoy, la muerte sería un canto
Con las estrofas largas de tus piernas abiertas,
Con el altar hermoso de tus senos profanos.
Si me muriera hoy, entiérrame desnudo,
Para buscar tu cuerpo a través de la tierra,
Y desandar contigo el regreso hacia el polvo.
© César Sánchez Beras
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