Que la muerte se ponga su vestido
azul corola mar
corola agreste
que la vida devuelva sus presagios
en la hora pesarosa del amante
cuando el seno es ámbar y cigarra
y la mano destierra el sortilegio
redención antifaz y profecía
que la mano desdiga lo que escribe
solamente nos es dable la agonía
gaviota reducida a la negrura
golpe que sujeta el desenfreno
del que gira eternamente en los relojes
¿de quién es esta espina
que abigarra el dolor de los espejos?
¿a dónde vuela el cieno
que puebla el laberinto de los ojos
abulia que degrada los silencios?
que la muerte se ponga su vestido
que la vida devuelva sus presagios
en la hora pesarosa en que el amante
es arrastrado por las aguas del deseo.
©César Sánchez Beras
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