Dame el mar verde oscuro que se cuece en tus párpados
cuando tu boca hechiza el ángel del regreso
dame el rastro del sueño
que corre en tu cintura
el rincón donde mueren los últimos presagios
y toma de mi sangre
el suicidio postrero donde se anuncia el alba
la espada indescifrable que convierte los cuerpos
en la hoguera perpetua de todos los milagros
toma de mí la angustia
el bolero inefable que proclama tu ausencia
dame el mar que se ahoga cada noche en tu pecho.
©César Sánchez Beras
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