No tuve otro camino que no fuera
la agonía de las algas que perecen
bajo las velas azules de los muelles
frente a los soles quebrados de septiembre
me fue preciso
locura adentro quitarme las gaviotas
callar el orfeón que va en la sangre
negarle a mis vísceras la rabia
reconstruir la palabra sortilegio
no tuve otro camino que no fuera
devolverle mis pasos a tu olvido
subirme al antifaz
endurecerme
desmontar los dioses que se erigen
en el mágico preludio de las sombras.
© César Sánchez Beras
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